Recuerdo a una compañera que se quedó embarazada, y llevaba yo ya algún tiempo notándola diferente, sin saber muy bien a que achacarlo, el caso es que al poco tiempo ella lo comentó, y pude aclarar un poco más mi percepción al respecto, y percibí algunas cosas, una de ellas es que el ser que lleva habita el cuerpo del bebé desde el mismo momento de su concepción, desde el mismo momento en el que las células masculina y femenina se unen, y está presente energéticamente mucho antes.
Las iniciaciones de Reiki en mujeres embarazadas suelen ser una gran experiencia tanto para la madre como para el bebé, la gran cantidad de energía que se recibe en una iniciación ayuda sustancialmente a la madre a realizar todos los procesos físicos necesarios para el niño, disminuye sustancialmente el estrés de su situación, aportándola bienestar, paz y armonía, y encontrándose así la madre, pues lo mismo ocurre con el bebé, ya que vive, siente y percibe todo lo que la madre, y tienen una sensibilidad impresionante, por lo que no es extraño que se arrimen a la energía que emiten las manos de la persona que les facilita Reiki.
Los beneficios para la madre son muy sustanciales, más energía para realizar sus procesos físicos, bioquímicos, más vitalidad para realizar sus tareas diarias, más bienestar, más armonía.
Los beneficios para el bebé también son muy importantes, ya el hecho de que la madre esté bien y sobrada de recursos y de energía, supone un importante cambio para el bebé, que se va a sentir más tranquilo, más seguro, más confiado, más feliz, también Reiki incide en el bebé al darle energía a él mismo, que va a facilitar también sus procesos físicos, bioquímicos, y también va a tener más vitalidad, con lo que el niño se va a desarrollar más fácilmente, con menos esfuerzo de su parte, con muchísima más energía propia, y con mayores capacidades psíquicas, intuitivas y de percepción de todo.
FUENTE: Francisco Pérez de Villar Martín
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